NERIAH
El aliento cálido de Liam contra mi nuca.
Su mano en mi cadera, palma abierta, posesiva en su sueño.
La sábana se desliza sobre nuestras pieles aún húmedas, y la habitación se baña en la luz azulada del alba. Todo parece tranquilo. Lento. Suave.
Pero ya estoy en otro lugar.
Los ojos abiertos. El corazón demasiado rápido. El estómago revuelto.
Algo viene.
Y lo siento. No como un peligro. Como un retumbar bajo mi piel.
— ¿Sigues durmiendo? murmura Liam.
Cierro los ojos demasiado rápido. Demasiado fuerte. Él lo siente.
Se incorpora un poco, deja un beso en el hueco de mi hombro.
— Estás tensa.
Asiento sin responder. Mis labios están secos.
Sus dedos se enredan en mi cabello, deslizan lentamente hasta mi nuca.
— ¿Todavía tienes esas pesadillas? ¿Esas en las que gritas?
Me esfuerzo por sonreír. Un rictus. Nada sincero.
Me giro hacia él, muerdo mi labio para sofocar el instinto.
El deseo de huir.
Es guapo. De una belleza reconfortante, humana, sencilla.
No como el otro.
No como él.
—