CAPITULO 73 Jace… Por favor… Déjalo estar.
La incredulidad y en parte la noción de traición la enervaron y su reacción fue apartarse e incorporarse, mirándolo sin poder creer que la hubiera hecho investigar.
—¿Con qué derecho? ¿Por qué?—lo encaró, y él se elevó y tomó sus manos, ignorando su intento de escapar, encerrando su cintura con sus brazos y atrayéndola hacia él en un gesto de una intimidad abrasadora.
—No voy a justificar mi accionar en nada más que mi intensa preocupación por ti. Intuía desde hace meses que tu vida había sido sacudida. Te veía quebrada, rota. Nada que ver con la mujer que eres.
—¿Cómo puedes saber eso?—señaló, quedo, sin forzar distancia, sus ojos bajos.
—Te conozco hace años. Te observo hace mucho tiempo. No hace falta mucha inteligencia para notar la enorme diferencia. Pero, ¿sabes qué? No importa el cómo. Importa el qué.
—Sí importa la forma en que invadiste mi intimidad y me espiaste— agudizó la voz, procurando cultivar furia que le hiciera gritarle y culparlo—No quiero que me vean como una vícti