CAPITULO 41 No, no estoy asustada.
—Lo entiendo, Kaleb—aseguró, como una buena alumna. Veía la seriedad con que él hablaba, repitiéndose en varios puntos con el afán de tranquilizarla—. Confío en ti. Sé lo que es estar totalmente desahuciada y expuesta, sin ninguna posibilidad de tomar el control. No es lo que he experimentado contigo y sé que me cuidarás en todo momento.
Él se acercó y rodeó su cuello con ambas manos, acercando su boca y tomándola en un beso tierno, que luego se tornó más posesivo.
—Créeme que lo que me das es un tesoro y lo cuidaré. Hay algo más que deseo que sepas, Casie. Esto que tenemos. Esta conexión y esta relación es especial para mí. Pero...—se cortó, tenso ahora.
—Te entiendo y sé adónde vas. No espero nada más que lo que compartimos, Kaleb. No me has mentido y has sido claro conmigo. Lo valoro y por eso justamente sé que no me defraudarás.
Ella sabía que deseaba, anhelaba más de él. Entrega, sentimientos, conexión espiritual. Y tenía claro que no lo habría. Lo aceptaba.
La habitación era… so