POV de Hugo
Hay un olor salado en el aire esta tarde.
No viene del mar —demasiado lejos—, sino de la sangre.
Sangre de traición aún no derramada, pero que ya sé que se acerca.
Estoy sentado en mi despacho, sin encender las luces, dejando que la luz del crepúsculo se filtre por los ventanales.
La oscuridad que avanza poco a poco aclara mis pensamientos.
Hasta que golpean la puerta tres veces —rápido, preciso, irritante.
—Adelante.
Erica entra, sus tacones golpean el suelo como gotas de lluvia sobre piedra.
Su vestido negro ceñido no ha cambiado, pero hay algo distinto en sus ojos: frialdad… y satisfacción.
—No pareces sorprendido de verme —dice.
—Rara vez me sorprendo —respondo con calma—. ¿Qué traes esta vez?
Camina hacia mí y deja una tableta sobre el escritorio.
—Una pequeña noticia —dice—. Pensé que querrías saberlo, aunque probablemente tu corazón ya lo sepa.
La miro sin decir nada.
Ella toca la pantalla, y aparece un video de una cámara callejera.
La imagen es borrosa, pero sufic