10. Un daño irreparable
—Puede besar a la novia—
Las palabras del juez debían ser el clímax para cerrar con broche de oro la noche, sin embargo, se sintieron como una sentencia final a mi destino.
Todo mi cuerpo entró en tensión cuando Asim me tomó por la cintura pegándome a su pecho. El salón estalló en aplausos, pero mi mundo estaba detenido observando el rostro de Asim acercándose. En el momento en que sentí sus labios fríos tocar la comisura de mi boca, contuve el aliento, y cerré los ojos con fuerza intentando no vomitar. Cada recuerdo de mis episodios anteriores, aparecieron en mi mente recordándome cuánto daño había dentro de mí. Este era mi mayor temor.
No soy una mujer feliz. No siento pasión, ni deseo sexual. Su toque se sintió como si estuviese revolcándome en el fango. Dejé salir un pequeño sollozo que no pasó desapercibido para él.
Me dio una mirada gélida, antes de separarse y fingir una sonrisa hacia los invitados.
—Es hora del brindis, esposa— Murmuró con irritación controlada—Y sonríe tambié