Adiós dudas, hola certezas.
Mientras lo curaba, cuando sus manos vibraban con la energía ancestral de su linaje y su alma se abría como una flor nocturna, Valery tuvo una visión involuntaria.
Vio el anillo, lo sintió, escondido en el bolsillo interno de la chaqueta de Jacob, brillando con un significado que traspasaba lo material, era un anillo sencillo, de diseño elegante y sobrio, con una inscripción interior que no logró leer, pero cuyo peso simbólico la estremeció.
Sabía lo que significaba, él planeaba proponerle matrimonio, y por primera vez, esa idea no la paralizó, no la hizo huir, no lo vio como un objeto, sino como una promesa silenciosa, un puente entre su mundo y el de él.
Por el contrario, encendió en ella una determinación feroz.
Estaba dispuesta a darlo todo por él, incluso si eso significaba renunciar a la eternidad, incluso si debía desafiar a los clanes, al consejo, a la historia que la había moldeado durante siglos.
Estaba lista, con una seguridad tan profunda que la sorprendía a ella misma, am