Mundo ficciónIniciar sesiónEn una esquina de la habitación, mi madre y mi hermana estaban abrazadas, temblando de miedo.
Aisha tenía el rostro hundido en el pecho de mamá, aferrándose a ella como si su vida dependiera de ello. Mi madre, pálida y con el rostro surcado de preocupación, nos miró con ojos vidriosos. —Mamá… Aisha… —susurré, la voz quebrada por la emoción. Mi hermana levantó la cabeza lentamente, sus grandes ojos asustados encontrándose con los míos. —Hermana… —su voz era apenas un murmullo, pero bastó para que mis piernas se movieran solas y corriera hacia ellas. Las rodeé con mis brazos, sintiendo cómo ambas se aferraban a mí con fuerza. No sabía exactamente qué había ocurrido, pero una cosa era clara: algo estaba profundamente mal en este hogar que alguna vez me dio paz. Y ahora, más que nunca, debía protegerlas. Mi madre me miró con lágrimas acumuladas, pero también con un destello de alivio






