Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa fiesta de celebración había terminado, al menos a simple vista.
Claro que eso era ignorar lo que había sucedido al final de la noche. Nuriel aún no me había reprendido, y esa ausencia de reproche resultaba más inquietante que cualquier regaño.¿Acaso no se había enterado de nada?O tal vez esperaba el momento perfecto para enfrentarse a mí. Su silencio, en cualquier caso, era mucho más perturbador que una reprimenda directa.El palacio seguía vibrando con la presencia de invitados dispersos. La familia de Rose, junto con otros nobles, permanecía aún en el lugar, atrapada en conversaciones que se alargaban por cortesía o aburrimiento.Por un momento, la idea de encerrarme en mi habitación para evitar encuentros incómodos parecía tentadora, pero la sensación de confinamiento pronto se volvió intolerable.Sin pensarlo demasiado, decidí salir a caminar.Mis pasos me llevaron a los jardines, donde las Carmas florecían






