Mundo ficciónIniciar sesión—No sé cómo pueden tenernos así tanto tiempo. Ya casi no siento los brazos. Ni siquiera nos han dado comida. ¿Acaso planean asesinarnos?
La voz de Rose resonó cerca de mí, quebrada por el cansancio pero aún aferrada a un intento de mantenerse firme. Era como una chispa débil en medio de un pozo oscuro, un murmullo que luchaba por no extinguirse. Apenas lograba escucharla. El hambre me envolvía como un sudario. El dolor se había vuelto parte de mí, una presencia constante, palpitante. Cada respiración era una tarea titánica. Cada parpadeo, un esfuerzo. —Si nos trajeron comida, solo la rechazamos —añadió ella con una risa sin alegría, una ironía débil que se deshizo en el aire como humo—. Somos tan orgullosas que vamos a morir de hambre solo para no ceder ante ellos. Rose soltó un suspiro, largo y tenso, como si cada palabra le arrancara un poco de su alma. —¡Somos idi






