Mundo ficciónIniciar sesión—Rose tenía razón… —murmuré con amargura—. Siempre la tuvo sobre ella.
Me llevé una mano a la frente, intentando contener la frustración y el dolor acumulados. Esther lo había planeado todo. Quería apartarnos del camino… y casi lo consigue. —¿Dónde está ahora? —pregunté, con la voz endurecida. Nuriel negó despacio. —Desaparecida. Pero no podrá ir muy lejos. No después de lo que hizo. Tarde o temprano la encontraremos. Inspiré hondo, obligándome a calmarme. La ira ardía en mi pecho, pero no podía dejar que me consumiera. No ahora. Primero tenía que recuperarme. Luego… luego me ocuparía de Esther. Nuriel se sentó junto a mí y me tomó la mano con firmeza. —Por ahora, lo importante es que estás aquí. Que despertaste. Que sigues viva —me miró con tal intensidad que sentí mis ojos humedecerse—. No pienso dejarte sola ni un instante… no después






