El regreso a mi lugar de origen fue silencioso, como si los recuerdos se aferraran a mis pies, atrapándome en su red de sombras. Los vientos de la antigua tierra lunar parecían susurrar mi nombre, como si me reclamaran, como si esperaran que regresara a la niña que una vez fui. Pero ya no había nada que pudiera reclamarme. Ni el pasado, ni los juramentos impuestos en mi niñez, ni la tierra que me había forjado como una elección, no una mujer.
Dejé atrás las montañas que me dieron cobijo en el último viaje hacia el bosque sagrado lunar. La neblina de la mañana se levantaba lentamente mientras mis pies tocaban la tierra que aún parecía arder bajo el peso de mis recuerdos.
Me encontraba de nuevo en la aldea de los antiguos templos lunares, dond