El viento mecía las ramas de los árboles, haciendo que el bosque susurrara secretos que no podía comprender.
Me sentía atrapada entre dos corrientes opuestas, arrastrada por emociones que apenas lograba controlar.
Kael y Ronan.
Dos nombres, dos destinos.
Uno era fuego; el otro, hielo.
Y yo… me estaba quemando y congelando al mismo tiempo.
Después de lo que había descubierto sobre mi herencia, mi mente era un torbellino. Cada mirada de Kael, cada sombra que Ronan dejaba en mi camino, era un recordatorio de que debía elegir.
Pero ¿c&oacu