Capítulo 68. El Velo Negro.
El amanecer del día de la boda se alzaba sobre ellos, prometiendo un día espléndido. Los primeros rayos de sol bañaban la mansión Koch, transformando el jardín en un oasis de flores y sedas, listo para la ceremonia.
Pero bajo la atmósfera de expectativa y alegría, la tensión y el presentimiento se aferraban a Noah, mientras un terror silencioso acechaba a Amelia.
Ella había decidido enfrentar a Enzo, pero la oscura amenaza de Amaloa, y la foto anónima, seguían siendo una espina clavada en su corazón.
Amelia se despertó temprano, con el estómago revuelto por una mezcla de nervios y la constante presencia de sus trillizos. Se levantó con lentitud, acariciando su vientre ya prominente.
La imagen de Noah durmiendo a su lado, tan sereno, le dio un consuelo momentáneo. Había elegido confiar, había elegido el amor, pero el destino, a veces, tenía otros planes.
La agenda del día de la boda era estricta. Primero, un desayuno ligero, luego la sesión de peluquería y maquillaje en la suite nupcial