Capítulo 61. El Amigo Precavido.
La discusión en la calle, el nombre de Sarah escapando de sus labios como un fantasma, había dejado a Noah Koch en un estado de profunda perplejidad.
El comportamiento de Amelia era cada vez más errático, su mirada, antes llena de calidez, ahora cargada de una desconfianza latente.
La distancia entre ellos se había vuelto un abismo, y cada intento suyo por acortarla parecía empujarla más lejos. No eran solo las hormonas del embarazo; algo más profundo estaba carcomiendo a su Amelia.
Al anochecer, incapaz de conciliar el sueño, Noah se dirigió a su estudio. La mansión, antes un símbolo de su futuro, se sentía ahora como un laberinto tácito lleno de ecos de palabras no dichas. Marcó el número de su mejor amigo, y pronto futuro cuñado, Jack.
—Amigo, me alegra que llames. Estaba a punto de marcarte —la voz de Jack sonó inusualmente animada.
—¿Todo bien, Jack? Suenas... feliz —Noah intentó forzar una sonrisa, aunque el nudo en su estómago no se lo permitía.
—¡Más que bien, viejo! Mía y yo.