Capítulo 49: El Jardín Secreto de San Antonio.
Las semanas que siguieron a la hospitalización de Amelia fueron un periodo de cuidadosa recuperación y de una intimidad floreciente. Gracias a los cuidados meticulosos de Noah y al estricto reposo, las contracciones cesaron por completo.
Los bebés crecían fuertes y sanos, confirmando en cada eco que los riesgos disminuían. La doctora, satisfecha con la evolución, finalmente dio a Amelia el alta, con la condición de mantener un reposo relativo y evitar cualquier estrés.
De vuelta en la mansión Koch, el ambiente era de celebración tranquila. Noah, más que nunca, estaba volcado en Amelia. Sus visitas a la academia de floristería se reanudaron, aunque ahora la esperaba dentro de la sala de clases, su presencia una constante protectora.
Las noches estaban llenas de conversaciones susurradas y de caricias serenas, el tacto entre ellos, un lenguaje propio. Habían sorteado una gran tormenta, y eso había sellado su vínculo de una forma inquebrantable.
Fue una tarde, mientras Noah observaba a A