La tarde caía, y Victoria seguía meditando las palabras de Lorenzo y Laurent, aquel odio tan grande que se tenían no lograba comprenderlo del todo, ¿Qué era aquello que no podían perdonarse?, ¿Qué fue lo que realmente ocurrió con la madre de ambos? El sonido de la puerta de su estudio de arte, sin embargo, la había sacado de sus pensamientos.

— Las clases terminaron hace un rato atrás, te he traído un poco de té, hoy luces demasiado pensativa. — dijo Angelo que entraba con una tetera y un par de finas tazas de porcelana.

Victoria observó a su nuevo jefe, Angelo parecía tener una buena amistad con Lorenzo, y se preguntó si él sabría algo más al respecto del odio que se tenían los hermanos.

— Dime algo Angelo, ¿Tú sabes que fue lo que pasó con la madre de Lorenzo y Laurent? — cuestionó repentinamente la hermosa rubia.

Angelo se sentó frente a ella y le sirvió una taza de té de aroma delicado, por supuesto que lo sabía, aquello no era ningún secreto, todo aquel que se decía cercano al má