La mirada de Giorgia se endurece y aunque quisiera lanzarse sobre él para abofetearlo con fuerza, una y otra vez, hasta torcerle el rostro, mantiene la compostura, porque sabe que un escándalo solo arruinaría las cosas y ella necesita respuestas.
—Señor Don, ¿se acuerda de mí? —dice, con calma, dibujando una sonrisa cortés en su boca, aunque por dentro le lanza todas las maldiciones habidas y por haber a Chase.
Chase traga profundamente para poder despejar el nudo de nervios en su garganta. Mira a Giorgia, luego a su esposa que ignora lo que en realidad está pasando y otra vez a Giorgia.
—Señorita...
—Fisher. Emily Fisher —le recuerda Giorgia y le extiende la mano.
Don vacila antes de extender la suya y estrecharle la mano.
—Hm, claro que sí. La recuerdo —dice Don e intenta sonreír pero solo le sale una mueca nerviosa.
Giorgia aleja su mano y volviendo a endurecer la mirada, habla:
—¿Podemos hablar en privado? Tengo un asunto urgente y muy importante que debo discutir