Durante el desayuno en el restaurante del hotel y durante el recorrido por las instalaciones de la Represa Hoover, Julian no ha podido dejar de mirar a Giorgia, como tampoco ha podido dejar de pensar en la noche anterior y lo que hicieron.
Es extraño que aunque su cuerpo no sea lo que a él le gusta, su coño se hubiese sentido tan perfectamente bien asfixiando su verga mientras ambos alcanzaban el clímax. Ha estado dentro de muchos coños, oh, vaya que sí, pero ninguno se ha sentido igual de bien; tan apretado que no hubo centímetro alguno de su carne magra que no hubiera recibido esa rica fricción electrizante que le brindó tanto placer; tan húmeda que toda su longitud resbalaba sin problema alguno; tan caliente que todavía puede sentir sus bolas ardiendo como si un fuego muy intenso las hubiera calcinado.
Mientras el guía explica los años que llevaron construir la enorme y vieja represa que extrañamente no representa ningún interés para Julian a pesar de lo mucho que le gusta la arqui