El corazón de Giorgia truena en su pecho, y la sangre en sus oídos ruge tan fuerte que no escucha el feroz gruñido que emite la boca de Julian cuando su polla se aplasta contra el vientre de ella.
Sabe que tiene que cortar esta mierda de raíz, pero su cuerpo reacciona de forma insana a su contacto. Su respiración se vuelve superficial.
La mano de Julian sube por su estómago y se detiene en el armazón de su sostén. Traga, sabiendo que tiene que decir algo antes de que sea demasiado tarde.
—Te desprecio —sisea.
Julian responde acariciando su pecho izquierdo y apretando con fuerza.
—Te desprecio, y a esa cosa que llamas polla que está intentando adularme con una erección mediocre y patética empujando contra mi vientre ahora mismo.
Julian se inclina más cerca y alcanza la copa de su otro pecho.
El sentimiento es mutuo, gordita. Pero debes saber que esa cosa que llamo polla es mucho más grande de lo que te imaginas y pronto te pondrá a gritar mi nombre tan alto, mientras desesperadamen