Durante la mayor parte del vuelo, Giorgia se dedica a trabajar en su portátil; lee el acuerdo sobre el hotel, los estados financieros, la propuesta de remodelación y el contrato de la sociedad con Industrias Lerner, para estar preparada al día siguiente a primera hora, cuando se lleve a cabo la reunión con los abogados del hotel. Necesita informarse lo más que pueda y no tiene pensado dejar que nada ni nadie interrumpa sus planes, ni siquiera el idiota que viaja con ella y que ha tratado de sacarle plática para distraerla, con preguntas tontas que ha respondido con simples «Ajá», «Ujum», «Sí» o «No». Al final, ha optado por ponerse unos audífonos Bluetooth para dejarle claro que no quería conversar con él.
Con el ceño fruncido, Julian mira y resiente el bloqueo de Giorgia, son poder entender cómo es que ella no actúa como las otras mujeres que han pasado por su vida y por qué razón él le pone tanta mente a eso. Ni que ella le interesara.
«Mujeres —piensa, con un movimiento de cabe