La suela roja del lustroso zapato de piel negra Louboutin toca el suelo posándose con firmeza. Otro pie le sigue y, ajustándose sus gafas oscuras de Chanel sobre el rostro, Giorgia sale de la lujosa limosina que la ha traído al aeropuerto de Teterboro. Toma su bolso y le agradece al chófer de su padre, que ha tenido la amabilidad de traerla.
—Gracias, Charles.
El hombre de cincuenta y siete años que ha dedicado la mitad de su vida a trabajar al servicio de Barron Hill y se puede llamar su hombre de más confianza, le ofrece una sonrisa cariñosa.
—De nada, señorita Hill. Ahora mismo bajo sus maletas.
Mientras Charles se baja del coche y camina hacia el maletero para sacar las maletas de Giorgia, ella hace su camino al jet que la espera a unos cuantos metros, sobre la pista. Saluda al piloto y a su equipo de vuelo, y sube las escalerillas para poder abordar.
La azafata la guía hasta su asiento y Giorgia siente que el estómago se le revuelve cuando mira al hombre sentado cómodam