Barron Hill se sienta en su oficina con la mirada fija en los planos del hotel de Las Vegas, pero no ve los detalles del diseño; ve los efectos de la decisión que acaba de tomar. La ruptura de la sociedad con los Lerner pesa sobre él como un yunque invisible. Su rostro, habitualmente sereno y calculador, muestra arrugas prematuras de tensión, y sus dedos golpean la mesa con impaciencia mientras sus pensamientos se agolpan.
Respira hondo, intentando calmarse, pero es inútil. Joseph Lerner sigue en su mente: arrogante, desafiante, indiferente al bienestar de su hija. Barron sabe que actuó movido por el amor a Giorgia, por la necesidad de protegerla de un hombre que claramente desprecia todo lo que ella representa. Pero la realidad empresarial se impone, cruel y exigente. La ruptura no solo afecta a la familia, también pone en riesgo proyectos multimillonarios, inversionistas ansiosos y empleados que dependen de la estabilidad de la empresa.
—Esto va a explotar en mis manos —murmura, d