ELARA
Tal vez debería agradecerle a mamá por todo el entrenamiento después de todo. Maddox queda muy atrás en la tierra mientras corro entre los árboles. Salto por encima de troncos y me agacho bajo ramas bajas. Es como un curso de obstáculos hecho a mi medida, y mientras lo atravieso volando, mi gran perseguidor no tiene tanta suerte.
Miro hacia atrás, viéndolo intentar saltar un tronco, sus patas traseras resbalando en la superficie lisa y haciéndolo caer al suelo. Mi risa resuena en el aire, rebotando en los árboles. La adrenalina corre por mis venas. Mi Gran Alfa Malo no podrá alcanzarme a este ritmo.
—¿Qué pasa, Alfa? ¿No puedes seguirme? —me burlo a través del enlace mental. Maddox acelera el paso, sus garras audibles detrás de mí, el crujido de sus pisadas en la tierra resuena mientras avanza con fuerza.
—Oh, más te vale esperar que no te atrape —bromea a través del enlace.
—No te preocupes, no lo harás, estoy bastante segura de que el señor Master’s tendría más posibilidad