CAPÍTULO CINCO – RECUERDOS

Saboreé sus labios en mi mente, imaginándome el beso perfecto que podría darle a esta distancia tan corta que lo tenía, pero lo evité a toda costa. Tenía que ganarle a la tentación.

Puesto que había tardado mucho en contestar, traté de concentrarme y solo pude decir lo primero que cruzó mi mente...

—... Dormí perfectamente bien. —Contesté.

Su sonrisa se hizo aún más amplia, dejando en descubierto su dentadura blanca. Note unos pequeños hoyuelos en sus mejillas y eso me pareció lo más hermoso del mundo.

Cuando salí del hospital, decidí vivir con "Mi prometido" puesto que quería retomar la forma en la que solía vivir. Quería conocer un poco más a Axel. La casa era demasiado parecida a la de mi sueño, y no podía equivocarme sobre aquella piscina. Tuve esa sensación de Déjà vu al ingresar a la casa.

Miré que colocó las llaves en una mesita de vidrio que estaba en la sala y yo solamente me encaminé hacia esa puerta corrediza de cristal que dividía la habitación de la piscina.

—Tal vez podrías tomar un baño mañana. —Lo escuché decir a lo lejos.

Sonreí ante el acto de que un recuerdo se me vino a la mente, y era que yo amaba el nadar. Pero ¿Sabía nadar? Esperaba que sí. Sentí su respirar en mi hombro y luego sus brazos rodear mi cintura, sus labios besaron mi mejilla y yo sentí miles de mariposas en mi estómago.

— ¿Quieres tomar una siesta? —Propuso.

Negué con la cabeza y quité sus brazos de mi cintura. Sin preocupación salí hacia la piscina tratando de hacer memoria de lo que yo solía hacer en este lugar. Pero fallando en el intento. No podía recordar nada, ni siquiera sabía si podía nadar o si Axel se tenía que meter conmigo a ayudarme en la parte más profunda de la piscina.

Me quité las zapatillas de tacón y las sostuve en mi mano, bajé por la vereda de madera llegando hacia el mar, toqué con mis pies desnudos la arena suave, la sensación me agradó así que me acerqué más hacia el mar. Eché una mirada hacia atrás y miré a Axel que me observaba desde una esquina de la casa. Le dediqué una sonrisa y él me la devolvió, mientras cruzaba sus brazos en el pecho. El agua estaba helada, y tan pronto sentí como el frio corrió a través de mí cuerpo, un mareo me causó un temblor en las piernas. Sentí una ráfaga de viento golpear mi rostro, mezclado con arena y después no supe nada de mí.

✿✿✿✿✿✿✿

Jamás había dormido tan profundamente. Al parecer, amaba dormir junto a él y siempre solía dormir en su pecho, ya que notaba algo mágico al estar en esa posición, y a él parecía agradarle la idea de que yo Io hiciera de esa forma. Al despertar, estaba sola en la cama, prendí el televisor y miré las noticias, así me mantendría al tanto de lo que estaba pasando.

A los minutos entró él. Usaba un bóxer color negro, y después me di cuenta que traía mi desayuno.

—Hola, buenos días princesa. —Dijo dando un beso en mi frente. — ¿Cómo amaneciste? —Yo sonreí nerviosa.

—Bien, gracias ¿Esto es para mí? —Pregunté curiosa.

—Si. —Dijo acomodándolo en una mesita. —Tu desayuno favorito, princesa.

—Bueno, gracias. —Sonreí. — ¿Puedes ponerte algo de ropa? —Él sonrió.

—Sí, no hay problema.

Buscó algo de ropa en un cajón y se introdujo al baño.

Continúe por seguir comiendo hasta que casi acabe mi desayuno, a los minutos salió desnudo en busca de una toalla. Mis ojos se salieron de mi rostro —O al menos eso sentí— tragué un poco de jugo para pasar algo de comida que se había atorado en mi garganta y después tapé mis ojos.

—Lo siento, ¿Te incomodé? Es la costumbre. —Dijo entre risas cubriendo sus partes con la toalla con una tranquilidad inmensa.

No podía creerlo, entonces si él aparecía así en casa ¿Como lo hacía yo? AI parecer eso de andar desnudos puede que sea costumbre de ambos.

Cuando salió —Por fin con ropa— se sentó en la cama y aun reía.

— ¿Qué? ¿Es costumbre mía también andar desnuda? —Él negó con la cabeza.

—No, no lo es, solo yo ando así.

— ¿Y yo? No, no, espera, ¿Desde cuándo andas así?

—Pues si te refieres a edad, desde que tenía como diez años y si te refieres al tiempo que tenemos viviendo juntos, desde siempre. —Contestó con un tono burlón.

— ¿Me acostumbre tan rápido?

—Algo así, la primera vez tu reacción fue exactamente igual a la de hoy.

Sonreí avergonzada, pero al parecer a él no lo avergonzaba en lo más mínimo. Empezaba a agradarme su compañía y aunque a veces era insoportable tener que escuchar su tipo de música extraña, me comenzaba a gustar; él era lo más cercano a el hombre perfecto —A excepción de que todas las mañanas amanecía desnudo en la cama.

— ¿Que sucedió en la playa? —Pregunté impaciente.

Su cara se tomó un poco seria y le bajó el volumen al televisor.

—Te desmayaste, princesa.

Su forma de llamarme "Princesa" me parecía muy tierna. Fingí cara de sorpresa y esperé a que continuara.

—Aún no estás muy bien de defensas y todo eso... —Hizo un gesto de confusión, como si no supiera de lo que estaba hablando.

Reí ante su acción y continué comiendo lo poco que quedaba en el plato.

Pasamos toda la mañana platicando. Él me explicaba cómo vivíamos y que hacíamos los fines de semana, las mañanas de cada día y qué me gustaba comer. Pero todo se entristeció cuando yo mencione un nombre.

— ¿Y qué me dices de John? —Por alguna razón ese nombre apareció en mi mente.

Sus ojos brillaron y mire que después su cara demostró miles de sentimientos; odio, furia, enojo y tristeza. ¿Pero qué había pasado? ¿Era John malo? A mí mente llegaron una serie de recuerdos de él siendo una persona amable y la persona que a todos les caía muy bien, siendo un chico popular por el cual todas las porristas babeaban por él.

¿Y Axel? Axel no le había agradado la idea de que yo le dijera ese nombre, y mucho menos a la hora del desayuno. Dejó su comida a un lado y miré como sus puños de las manos estaban tensos. Su dentadura estaba cerrada, como si tuviera frío y estuviera soportando titilar con los dientes. Su respiración se tornó agitada y las fosas nasales estaban un poco abiertas. Debía admitir que temía de lo que estaba por hacer.

No sabía si había sido una buena idea mencionar a John… incluso, pensé que había jodido el momento que estábamos compartiendo.

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