5. DESTRUCTIVO
—Me prometiste que nunca volverías a verte con Sean Lake, Hannah —le recorté en voz baja, acariciando su mandíbula con la punta de la nariz.
Se estremeció como una hoja, y con justa razón. Estaba atrapada entre el asiento y mi cuerpo, y había cometido una falta al ir allí para verse con ese tipo.
—Hannah, ¿qué debo hacer contigo? —musité, aspirando su aroma y plantando un beso en su mejilla—. ¿Me obligarás a darte toque de queda para evitar que salgas de madrugada?
Intenté bromear, aunque no era chiste para ninguno de los dos. A mí me enloquecía no verla ni saber dónde estaba, y ella era irreverente, salía sin preocuparse de las consecuencias.
—Perdóname —bajó la mirada a sus manos, ligeramente lastimadas por los puñetazos que descargó en el rostro de su ex—. No debí haber venido. Fue estúpido pensar que lograría que Sean se detuviera.
Sonó tan sincera y arrepentida que enfadarme con ella hubiese sido un error absurdo. Devolví el asiento a su posición original y le ajusté el cinturón d