Amelia comenzó a sentirse perdida. Intentaba entender cómo todo había sucedido delante de sus ojos y cómo no pudo hacerle creer a Maximilian que realmente necesitaba ayuda. No estaba bromeando, pero él la había ignorado por completo. Al filo de la cama, cubrió su rostro con ambas manos y un sollozo fuerte escapó de sus labios. El llanto incontrolable la atrapó lentamente, y se sintió completamente perdida.
A toda costa, intentó ahogar sus lágrimas contra la almohada, tratando de conciliar el sueño, pero fue imposible. Seguía pensando en lo ocurrido y no podía evitar odiar un poco a Maximilian. Sin embargo, al mirar hacia atrás, se dio cuenta de que merecía un poco de odio de su parte. Después de todo, había escapado, y era comprensible que él aún le guardara resentimiento. Pero era cruel de su parte ser indiferente ante su llamado de ayuda.
Tras girar un par de veces sobre la enorme cama, terminó sucumbiendo al descanso, aunque solo fuera un intento.
***
Maximilian se tambaleó mientr