Sofía y Alessandro se habían mudado a una hermosa casa, un lugar que se sentía como un hogar desde el momento en que entraron. Con cada rincón decorado con amor y cuidado, el espacio reflejaba la nueva vida que estaban construyendo juntos. Sofía ya estaba en los últimos meses de su embarazo y la espera de su hija, a quien habían decidido llamar Renata, llenaba sus días de emoción y alegría.
Una tarde soleada, Giulia, la mejor amiga de Sofía, decidió visitarla. Al entrar en la casa, fue recibida con una cálida sonrisa.
—¡Sofía! Este lugar es simplemente encantador —dijo Giulia, admirando la decoración y la atmósfera acogedora.
Sofía se sonrojó un poco, sintiéndose orgullosa de su nuevo hogar.
—Gracias, Giulia. Estoy muy feliz aquí. Alessandro ha sido un gran apoyo, y no puedo esperar para conocer a nuestra pequeña Renata.
Giulia se acercó a ella, tomando sus manos en un gesto de cariño.
—La verdad es que estoy tan feliz por t