Cuando la calma comenzaba a cubrir su cuerpo y su mente, Amelia podía digerir mejor todo lo que acontecía, por más sorpresivo y extraño que resultara.
—Bebe el té, apuesto a que surtirá efecto y te sentirás mejor.
—Se lo agradezco.
—Continúa siendo inesperado para ti, pero quiero que me tutees.
—Oh, bien, Marcus, gracias por el té.
—Sería demasiado exigente pedirte que me llames papá; supongo que llegará el momento en el que probablemente lo puedas hacer.
Ella asintió, pero aún inestable. ¿Qué demonios ocurría con Leonard y Camila? Leonard era la persona que consideraba su padre; de pronto, todos sus recuerdos de infancia se volvían una mentira. ¿Así que realmente había vivido engañada todo ese tiempo? Sintió una rabia intensa y señalaba a su madre por haber mentido.
—Marcus, es cierto que necesito explicaciones, pero yo también necesito hablarte sobre mi situación.
—Bien, así lo deseas, puedes comenzar tú primero.
—Yo... me he casado y estoy embarazada, pero todo el matrimonio ha sid