El cuerpo de Ismael se tensó ante la inesperada presencia.
Por su parte, Nicolás se detuvo a pocos metros de ellos, con una sonrisa cínica curvando sus labios, aparentemente complacido con la incomodidad que sentían ambos.
—Así que aquí estás, Regina. Encontrando consuelo en los brazos de un… Aprovechado —hizo una mueca de asco, mientras sus ojos taladraban la figura de Ismael—. ¿O deberíamos decir, un nuevo inversor? —soltó con desprecio—. No creas que no sé lo que haces, doctor. Te aprovechas de mujeres vulnerables, ¿no es así? —Lo acusó, como si aquella fuera una verdad innegable y poseyera pruebas de la misma. Lo cual no era el caso.
Los puños de Ismael se apretaron con ira ante la acusación, su rostro se contrajo y el enojo en su expresión fue demasiado evidente como para poder negarlo.
¿Cómo se atrevía a injuriarlo de semejante manera?
—Deberías decirle que eres tan solo un estafador que la quiere dejar en la ruina —continuó con indiferencia—. Quieres su dinero, ¿verdad? Es l