Sofía se despertó en una superficie acolchada, con un cuerpo musculoso y desnudo a su lado.

Se removió un poco para acercarse más al calor que emanaba su acompañante.

Él puso una mano en su cintura y la estrechó contra sí en medio del sueño.

Ella abrió los ojos y lo observó con detenimiento. Estaba profundamente dormido y no era para menos luego de un turno tan largo.

Seguida por sus impulsos, besó suavemente sus labios, recordando todo lo sucedido. Las palabras que se dijeron, todas las veces en que hicieron el amor, porque no fue solamente una.

Se suponía que debería de estar trabajando; sin embargo, aquí estaba, en su casa y en su cama. Lo peor de todo era que no se arrepentía de nada.

William no pasaba por su mente en esos momentos, ni siquiera remotamente. Era como si lo que sentía por él se hubiera transformado con el pasar de los años, el amor de pareja pasó a ser algo fraternal. Porque le tenía cariño, sí, más no lo amaba, tampoco lo deseaba. Al menos no cómo dese