La puerta se cerró y con ella la oportunidad de seducir a Nicolás.
Alicia se quedó viendo la madera de la misma, convenciéndose de que no se rendiría tan fácilmente.
Haría mil y un intentos más hasta que el hombre cayera rendido a sus pies…
[...]
Regina se adaptaba a su nuevo empleo, sorprendiéndose con las nuevas ideas y aportes que se le iban ocurriendo a medida que pasaba el tiempo. Ni cuando trabajaba con Nicolás se había sentido tan útil.
La personalidad de Cristian, le gustaba, no solo era un hombre competente, sino también una persona refrescante. Era bueno, comprensivo, y no perdía la oportunidad de hacerle bromas o de halagarla por sus múltiples conocimientos.
Sus ojos claros siempre brillaban con diversión, y su sonrisa, tan frecuente, lograba arrancarle algunas de las suyas, incluso en los días más difíciles, cuando el ajetreo era implacable para los dos.
Por otro lado, la costumbre de que la llevara a casa se repitió diariamente, y el viaje de regreso se convirtió en un es