Nicolás no estaba dispuesto a rendirse. Sabía que acercarse a Regina en su estado de rechazo absoluto era riesgoso. No le escucharía y la amenaza de una orden de restricción estaba latente, cosa que no podía permitir bajo ninguna circunstancia; de lo contrario, se volvería loco y de por sí su cordura ya estaba bastante inestable ante su ausencia. Odiaba despertar solo en una cama tan inmensa, sin su pequeño cuerpo acurrucado a su lado.
Pero tampoco podía quedarse de brazos cruzados y esperar que el tiempo transcurriera y la alejara cada vez más de su lado. Necesitaba trazar un plan, uno lo suficientemente bueno como para hacer que le diera una nueva oportunidad.
Así que, estaba en una encrucijada, comportándose como un maldito acosador. Acechándolo. Aunque quizás, muy en el fondo, lo era. Esta no era la primera vez que la vigilaba. Recordaba perfectamente cómo inició todo, como la estudió antes de poner en marcha su plan de venganza, pero ahora su vigilancia tenía un propósito complet