Ismael regresó al hospital, aquella mañana de miércoles. Luego de haber dejado todas sus cosas listas, se sentía completamente preparado para regresar a la rutina. Esto no era simplemente una cuestión de deber, era el hecho de que necesitaba esto, mantener su mente ocupada y concentrada en cosas que sí valieran la pena.
Era su primer día de vuelta al trabajo, debía iniciar su jornada presentándose al nuevo director del hospital. Había escuchado rumores sobre un cambio en la gerencia, pero no le había dado importancia.
Se dirigió al despacho principal que tan bien conocía, y respiró hondo, esperando que lo que viniera a continuación no fuera un regaño monumental. El antiguo director, era un hombre de carácter fuerte, que hasta para felicitar solía gritar a diestra y siniestra. Así que esperaba cualquier cosa de esta reunión.
Tocó la puerta suavemente y el “Adelante”, no se hizo esperar, pero lo curioso y sorprendente de esto, era que aquella palabra provenía de una voz femenina.
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