Alicia se quedó sola en el apartamento. No podía creerlo. Esto no era lo que había planeado. Se suponía que Regina ya había desaparecido de sus vidas, que Nicolás estaría ahora a su lado. Ella se lo merecía, después de tantos años apoyándolo, después de todo lo que había sacrificado.
Pero no.
El hombre parecía aferrarse a esa estúpida, esperando que esa mujer se retractara de la idea del divorcio. Y eso, no lo podía permitir.
—Quizás tendré que intervenir de nuevo —murmuró para sí misma, con la rabia retorciéndole el estómago.
Si la infidelidad de Regina era cierta, entonces debía valerse de eso para que Nicolás la odiara, para que no hubiera vuelta atrás para ellos.
Así que comenzó a investigar quién era el individuo del auto lujoso. Necesitaba un nombre, una cara, una debilidad.
Pero mientras tanto, también tenía que hacer algo por su aspecto, porque había llegado el punto definitivo de su plan.
Se miró en el espejo, y sin duda su aspecto daba lástima, pero ahora, tenía que vers