Lorena tenía tanta razón… Yo estaba en el papel de víctima. Todo el universo estaba en mi contra. No podía seguir así. Sus palabras fueron muy sabias y me sirvieron para analizar detenidamente mi vida. ¿Era tan fabulosa? Y la respuesta era clara: no, no lo era. De cara a la galería parecía estupenda. Mi trabajo era acompañar a mi pareja por el mundo y vivir una vida de lujo. Cobrar mucho dinero y trabajar lo justo y necesario para seguir generándolo.
Pero ¿era feliz? No. Tenía un trabajo que toleraba, pero no me emocionaba. Una relación con un hombre que, a mí personalmente, no me atraía en absoluto. Me dejé cegar por las atenciones del principio y la vida fácil y resuelta que me prometía. Pero nunca tuvimos una conexión real y nunca estuve enamorada. Yo pensé que sí, pero no estaba enamorada de la persona, sino de todo el paquete que él ofrecía. Y en las distancias cortas era déspota y prepotente, y me trataba como a una esclava. No, no era feliz. Y esa niña no llegó para arruin