84. Chef estrella
Rashel lo miró aún embelesada, sopesando lo que acababa de ocurrir. Rashel se estiró sobre el pecho desnudo de Valerik, con las mejillas rojas, los labios hinchados y la respiración lenta. Pasó una mano por su cabello y se preguntó si aquella necesidad de escuchar y que ella reafirmara que lo amaba siempre era por algo más en su pasado, quizás en su infancia.
Rashel sabía que su padre lo había rechazado y solo tenía a su madre, pero ella se aseguraría de dejarle claro cuánto lo amaba.
Valerik parecía perder el control solo con lo que respectaba a ella.
Siempre lo había visto siendo burlón con todos, sin embargo, con ella, era más intenso, posesivo. Parecía desatar su lado oscuro y eso le gustaba demasiado.
¿Pero alguien podía culparla con lo sexy que se veía?
Valerik estaba a su lado, se había recostado con los brazos detrás de la cabeza, los ojos fijos en el techo, con esa sonrisa perezosa y peligrosa que a ella la hacía entornar los ojos y al mismo tiempo, sonreír.
—¿Sigues enojado?