8. Estoy donde quiero estar
DOS MESES DESPUÉS
Polina levantó su copa llevándosela a los labios, saboreando el sabor del vino. Estaba justo al lado de su padre, él solo la utilizaba para este tipo de eventos. Ella no se negaban porque seguía viviendo con él. Aún no estaba lista para irse de casa.
Después de graduarse había dejado la empresa de Marco y había intentado entrar en otras, pero solo hasta hace una semana había conseguido trabajo, aunque su padre le dijera que podía trabajar en la empresa de Dimitry, ella no quería hacerlo, quería hacer la cosa por su cuenta y demostrar su valía.
Nunca había sido una niña demasiado mimada, aunque su padre fingía darle todo ante sus socios de la mafia.
Tampoco podía quejarse de él, por lo menos Egor se había asegurado de vestirla y darle de comer mientras su madre se iba a largos viajes de “arte” cuando se divorció de su padre a causa de la mafia, no sabía en qué museo había conseguido a su nuevo marido rico y había tenido a sus hijos, hermanos que apenas conocía y que l