64. Eterno rival
—P-por f-favor, ya h-hable. L-libérame o mátame.
Dimitry lo miró de manera desquiciada mientras pasaba el dorso de la mano por su barbilla eliminando de esta la sangre que le había salpicado, aún mantenía su cuchillo en la mano y esto hizo abrir con horror los ojos del hombre frente a él.
Dimitry los había apuñaleado en distintas ocasiones justo en el lugar donde se había incrustado un pedazo de metal en Satarah.
Quería hacerlos sentir todo lo que ella sintió y más.
Llevaba horas torturándolos y sabía que en algún momento morirían pero mientras tanto se aseguraría de llevarlos al infierno de la manera más cruel. Solo se había detenido para contestar el teléfono ante los informes de Satarah.
Aún estaba en cirugía y nadie sabía nada.
Lo que lo descontrolaba mucho más.
Sus ansias crecían con cada segundo.
—¿Suplicas? ¿Lo ves Valerik? Los hombres de Zinoviy son una vergüenza. ¿Qué más me falta por marcar?
Valerik había estado en silencio presenciando absolutamente todo.
Era la persona que