62. Algo cambió
La conexión entre ellos era magnética, ninguno de los dos podía apartar los ojos del otro. Artyom y Yelena intercambiaron una mirada de padres que sabían perfectamente lo que estaban viendo. Que ya no era una niña, que había fuego en su pecho y amor en sus ojos. Y que el responsable de que volviera a brillar… era Valerik.
Él apartó un mechón de su cabello del rostro, tocando ligeramente su cara, ocasionando que ella se estremeciera y susurró una vez más solo para ella.
—Ve a bailar, princesa.
Valerik se apartó con lentitud, sin decir nada más.
Su mirada permaneció anclada a ella incluso mientras retrocedía un paso.
Rashel sintió el hueco donde su calor había estado segundos antes, pero no lo detuvo. Porque lo entendía. Él sabía cuándo sostenerla… y cuándo soltarla.
Las chicas del ballet la rodearon con sonrisas emocionadas y Rashel bailó.
La música se escuchó resonando en los altavoces de manera suave y sutil. Su cuerpo se movía con esa gracia que nunca se había ido. Cada movimiento