61. Soy lo que quieras que sea
—Valerik… —murmuró sin poder mirar atrás—. ¿Hiciste esto tú…? Ni siquiera sé porqué pregunto, es obvio que sí.
—No digas nada todavía. No fue tan difícil… solo ofrecí un par de sobornos, algunas amenazas… y quizá un favor que no quiero repetir —dijo él burlón detrás de ella, su voz era baja, firme, podía sentir su respiración sobre su cuello—. Solo respira. Míralas. Esto es para ti.
Sus ojos recorrieron la habitación con más atención.
Sus padres estaban allí.
Artyom, serio, contenía algo más que orgullo.
Yelena la miraba fijamente esperando ver su reacción.
Satarah cargaba a uno de los gemelos mientras el otro dormía en brazos de Dimitry quien estaba más quieto de lo habitual, observando a su hermana con una tensión apenas disimulada.
Ava bailaba dulcemente con sus amigas.
Y todos… la miraban.
Porque Rashel, por primera vez desde que había vuelto… sonreía.
Apenas.
Pero lo hacía.
—¿Cómo sabías que esto era justo lo que necesitaba? —preguntó con la voz quebrada.
Pero aunque la emo