6. La madre de mi hijo
La puerta de su lado del auto se abrió, Lya ni siquiera se había dado cuenta cuando Gian se había detenido por aquel dolor punzante que la lastimaba, no solo a nivel físico sino que desde que lo había sentido estaba torturándola sin piedad.
Ella nunca había sacado de su cabeza que su madre, la había llevado a abortar y ella había accedido tan fácilmente como un muñeco de trapo, nunca se había olvidado de aquel bebé incluso aunque fuera producto de algo tan horrible.
Siempre se había preguntado cómo hubiera sido y noche tras noche había llorado por ese bebé.
El pensamiento de estar pasando por algo parecido, la abrumaba más aún, porque estos bebés eran todo para ella, lo único que podía hacerla feliz. ¿Era acaso un castigo por no haberse negado a perder a un bebé?
¿La estarían castigando por haber abortado?
Lya apenas podía respirar.
Estaba hiperventilando y Gian se dió cuenta de que estaba teniendo un ataque de pánico.
Su boca murmuró cerca de su oído.
—Tanquila, Gattina. Respira. Eso