43. Mi niña
Polly se aferró a su brazo de inmediato e ignorando el dolor en la pierna se dirigió a un lugar en específico.
—Sé que no te gusta volver aquí, pero solo serán unos minutos, volveremos a casa pronto cuando tenga lo que quiero —ella apretó su mano antes de soltarlo.
—Quédate cerca de mí.
Polly soltó una risita suave sin escucharlo.
Marco la siguió como una sombra pendiente de cualquier cosa que pudiera intentar lastimarla.
No dejaría que nada lo hiciera.
—Mírate, señor Ricci. Detrás de una chica dulce dispuesto a hacer todo por protegerla, me siento como en una película. Aunque no soy una chica dulce, soy sexy y peligrosa, ¿Viste cómo golpeé a ese bastardo?
—Deja de bromear, eres imprudente. Él pudo haberte lastimado.
Se había enfurecido al recordar todo aquello.
Polina lo miró por encima de su hombro.
—Estás enamorado de una imprudente que sabe que su hombre siempre irá por ella para salvarla. Aunque tampoco me dejo, se aprovecharon que eran más que yo.
“Su hombre. Maledizione. Ella e