42. ¿Qué harías si yo...?
Rashel no podía concentrarse en nada después de esa conversación. La forma en la que Dimitry la había mirado… como si pudiera ver más allá de su sonrisa fingida.
En el ensayo de esa tarde, tropezó dos veces, algo que nunca le pasaba. La profesora la miró con desaprobación, pero Rashel apenas escuchó la corrección. Su mente estaba atrapada en un torbellino, la sensación constante de que su cuerpo no era exactamente el mismo.
Cuando terminó la práctica, caminó hasta el vestuario. Abrió la taquilla y miró su reflejo en el espejo diminuto. Se tocó el vientre, apenas un gesto, pero la hizo sentir como si alguien la hubiera descubierto en el acto.
—Ridículo —se dijo en un murmullo—. No puede ser.
Pero no era exactamente miedo lo que estaba sintiendo, sino el anhelo feroz de que fuera así.
Ella le había comentado a Lya que le gustaría ser madre joven y no había mentido. Amaba a los niños, generalmente estaba alrededor de sus sobrinos. El problema estaba en que quizás Valerik no querría ser pa