204. La mia gattina
—Ven, te llevaré a casa.
Marco entra a la habitación pero Gian ni siquiera lo mira.
Sus ojos están fijos en la ventana.
Su ceño está firmemente fruncido mientras su mandíbula está apretada.
Estaba desesperado por verla.
Había enviado un grupo de sus hombres a que la siguieran, la obsesión por proteger a Natalya había crecido ahora de nivel.
Sabía que podría llegar en cualquier momento y tenía que saber que estaba bien.
Natalya había rechazado hablar con él más de una vez, había respetado su decisión, pero eso no quería decir que no se preocupara por ella.
No había visto tampoco a Satarah, necesitaba hablar sobre su hermana, él haría lo que fuera para mantener a Natalya a salvo, sin embargo, Dimitry tampoco había dejado que se acercara demasiado a él a demás de que entendía que su mejor amiga estuviera recuperando el tiempo perdido con su hija.
—No voy a ningún lado.
La mano de su padre se posó sobre su hombro y abruptamente lo tomó haciendo que se girara.
El ceño de Marco estaba profu