20. Yo soy su hombre
—Anastasya llamó, tiene una pista. Le dije que se comunicara contigo, si Satarah se entera de que está llamándome…
—Le dispara otra vez, ¿Quién creería que ella era capaz de eso? Llamaré a mi hermana, pero necesito ver a Rashel primero.
—Déjala descansar.
Valerik apretó la mandíbula sabiendo que debería hacerlo pero necesitaba verla a solas.
Como si hubiera sabido que estaban hablando de ella Anastasya llamó a Valerik y este contestó.
—¿Nastya?
—Val, lo tengo. El último bastardo está en San Petersburgo —dijo extasiada su hermana.
Valerik casi podía ver la sonrisa lobuna de Anastasya mientras le hablaba por teléfono.
—Envíame la ubicación, lo cazaré.
—Lo cazaremos, dirás, hermanito. Porque esta vez estoy dentro, hice mucho por esta información, es el último y estaremos libres. ¿Sabes lo que es eso?
Lo sabía perfectamente, el caso era que en sí, este no era el último.
Faltaba el hijo de perra que había envenenado a su princesa.
—¿Qué carajos hiciste por esa información, Nastya? —pregunt