—Polina —su nombre salió como una especie de ronroneo de su pecho—. Estás preciosa.

Polina le dio una sonrisa fingida y él se levantó de su asiento, mirándola intensamente antes de dejar un beso en su mano.

—Gracias, Aleksandr.

Ella tiró de su mano de vuelta, incómoda por la mirada que le daba, y se sentó de manera elegante frente a él.

—¿Qué era lo que querías decirme sobre mi padre?

Él llamó al camarero y este colocó dos platos frente a cada uno.

Polly no pudo evitar arquear una ceja en su dirección irritada.

—¿Ordénate por mí?

Él se encogió en hombros, apoyando su espalda sobre el asiento.

—Pensé que te gustaría, era tu comida favorita en la escuela y además así nos enfocaríamos en hablar más sobre nosotros.

“¿Nosotros?”

La palabra le revolvió el estómago al igual que el plato frente a ella, le encantaba los camarones, pero ahora mismo sentía que olía mal.

Si importarle si estaba siendo grosera a no dejó escapar un suspiró empujando suavemente el plato lejos de ella para que su aro