136. Mírame a mí
Satarah no podía apartar la vista de su hija.
¿Cómo podía hacerlo cuando llevaba años buscándola con desesperación?
Trató de ayudarla en lo que pudiera pero se sentía inútil, sin embargo, se juró aprenderlo todo para que su hija sintiera la cercanía de ella.
Ya había pasado demasiado tiempo sin su madre.
—Dios, apenas puedo creer que haya hablado —susurró Yelena conmocionada y Satarah pudo oírla.
No la hacía feliz ver que en efecto su Ava se había limitado a tener comunicación con el resto de las personas creyendo que así ella iría a buscarla. Ese dolor nunca se borraría de su cabeza, pero eso la hacía entender que su hija jamás la había odiado como llevaba años pensando.
En lugar estaba siendo escondida en ese maldito orfanato por su... bueno, el hombre que creía era su padre, queriendo borrar su infancia con crueldad al impedirle hablar, llorar, reír.
Era obvio que la única vía de escape que había tenido su pequeña era sobre el lienzo. Algo que también había heredado de ella.
—¿Cómo