Maia caminaba de un lado a otro de la sala, intentando imaginar lo que estaba pasando y preguntándose cómo Tiago había conseguido tanto dinero en tan poco tiempo.
—¿Ocurrió algo? Pareces un poco preocupada. —Théo preguntó, entrando en la sala y viendo a la mujer caminar de un lado a otro.
Ella lo encaró por algunos segundos, pensando en contarle lo que su ex había dicho, pero retrocedió, ya que sabía que aquello no era un asunto que le correspondía a él ni que le importara.
—No, está todo bien. —Mintió.
Él examinó la sala, hasta preguntar:
—¿Mi abuelo ya llegó? Escuché voces aquí hace un momento.
—La familia Trajano ya llegó, pero su abuelo no vino con ellos. —Respondió, recomponiéndose.
—¿No? ¿Cómo así? —Hizo una cara de duda. Si habían salido juntos, debían llegar juntos también.
—Ellos dijeron que su abuelo terminó yendo a encontrarse con alguien.
—¿En serio? Qué extraño…
Sin terminar de hablar, el conductor del coche que trajo a la familia Trajano entró en la casa llevando las mal