Ana, César y Harry estaban en el panel de jueces junto a Victoria. Aquel auditorio le dio exposición a más de quinientos aspirantes. Desafortunadamente, el programa solo tenía cupo para diez de ellos, que al final solo se volvería en un solo ganador.
El cual tendría la oportunidad de trabajar exclusivamente para Ventuaria, la mejor joyería del país.
El panel de jueces observaba con atención a cada aspirante, evaluando la creatividad, habilidades técnicas y originalidad de sus diseños. La competencia era feroz, y cada concursante anhelaba la oportunidad de destacar y convertirse en el elegido para trabajar con Ventuaria.
Victoria, a pesar de las tensiones previas, se enfocaba en su papel como jueza y organizadora del concurso. Ana, César y Harry, con sus conocimientos especializados en joyería, proporcionaban una perspectiva valiosa en la selección de los participantes.
Los aspirantes presentaban una amplia gama de estilos y enfoques, desde diseños clásicos hasta propuestas vanguardist