La molestia de Zoé persistía mientras estaba en su habitación, en la mansión aguirre donde ya vivia, poniendo como excusa su convalecencia.
Compatia espacio con su madre, Camila en ese momento.
La tensión se palpaba en el aire. Camila, al notar la irritación de su hija, decidió abordar el tema.
—Zoé, cariño, sé que algo te preocupa. ¿Quieres hablar de lo que sucedió con Oliver y Victoria?
Zoé soltó un suspiro antes de responder, dejando en claro su frustración.
—¿Por qué Oliver tenía que ir corriendo a ver a Victoria en cuanto se enteró de que despertó? ¿No podía dejarla allá? Es como si estuviera más preocupado por ella que por mí.
Camila asintió, entendía las preocupaciones de Zoé, ella tenía las mismas. No le gustaba para nada como Oliver estaba actuando con Victoria.
—Entiendo que te sientas así, cariño. Victoria solo quiere que Oliver le preste atención y está haciendo lo posible para que así sea.
Zoé se mordió el labio.
—Esto me hace sentir como si estuviera compitiendo por su a